VEINTE FRASES POSITIVAS PARA
COMUNICARTE CON TUS HIJOS
La disciplina positiva es una
metodología que propone educar con amabilidad y firmeza.
Cuántas veces al día les damos
órdenes a nuestros hijos –o los gritamos más bien– esperando que ellos cumplan
inmediatamente esos mandatos. O cuántas veces, sin darnos cuenta, los
sobreprotegemos y encubrimos sus errores y no les ponemos límites.
La disciplina positiva es una
metodología que propone educar con amabilidad y firmeza, sin caer en el
autoritarismo o en la permisividad. Se basa en el respeto mutuo y en la
cooperación. Con la práctica de este método podemos enseñarles a nuestros hijos
habilidades sociales, como respeto, responsabilidad, preocupación por los
demás, solución de problemas y cooperación; así como habilidades para ayudar en
el hogar, en la escuela o en la comunidad. Además, estimula a los niños a
descubrir sus capacidades: alienta el uso constructivo del poder personal y la
autonomía.
En esa línea, Mariella Vega Swayne,
psicóloga psicoterapeuta de familia y pareja, del Centro Peruano de Audición,
Lenguaje y Aprendizaje (CPAL), sugiere erradicar de nuestro repertorio frases
irrespetuosas para nosotros y para nuestros hijos y recomienda reemplazarlas
por otras:
·
En lugar de decir: ¡Haz tu tarea
ahora!, podemos decir: «¿Qué pasa con tu tarea? ¿Podemos hacer juntos una
lluvia de ideas para encontrar posibles soluciones?»
·
Recoge tus juguetes o ya vas a ver.
«¿Qué juguetes quieres recoger primero: los carritos o los trenes?»
·
Te doy un caramelo si te vistes
rápido. «¿Qué tienes que hacer para estar listo para ir al colegio?».
·
Esta vez yo lo haré por ti. «Confío
en que vas a poder hacerlo por ti mismo».
·
¡No corras! «Detente».
·
No hables con la boca llena.
«Comemos con la boquita cerrada».
·
Tiende tu cama. «¿Qué tienes que
hacer para que tu cama esté ordenada?».
·
Haz tu tarea. «¿Cómo vas a hacer
para que tu tarea esté lista al final de la tarde?».
·
Claro, como aquí tienen a su
‘empleada’ que les hace todo... «Vamos a conversar y definir las
responsabilidades en casa».
·
¡Ese cuarto parece un chiquero!
Ordena tus cosas. «¿Qué es lo que tienes que hacer para que tu cuarto se vea
ordenado?».
·
Cuando tengan sus hijos se van a
acordar de mí. «Me siento muy alterada para hablar de esto ahora, necesito un
tiempo para calmarme y luego seguir hablando del tema».
·
Mientras vivan en esta casa, ¡se
hace lo que yo diga! «¿Qué ideas tienen para solucionar este problema?».
·
¡¿Por qué no me contestas el
celular?! «Cuando te llamo y no me respondes, me preocupo porque creo que te
podría haber pasado algo».
·
¡Te lo dije! «Todos cometemos
errores, ¿qué puedes aprender de esto?».
·
Porque soy tu mamá ¡y punto! «Te
escucho».
·
Mira la hora que es. ¡Ya levántate!
«¡Buenos días! Empezamos estirándonos y levantándonos de la cama».
·
Ahora no. «Te quiero y me
importas».
·
¡Cállate!, ¿qué no ves que estoy
hablando-ocupada? «Espera que termine lo que estoy haciendo y voy a ayudarte».
·
Déjame a mí que tú no puedes.
«Confío en que podrás hacerlo».
·
Quítate de ahí. «Permiso».
Es fundamental que cuando nos
dirijamos a los niños mantengamos siempre un tono de voz respetuoso, evitando
levantar la voz y manteniendo la calma.
Fuente:
Mariella
Vega Swayne, Psicóloga del Centro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje
(CPAL). diagnostico@cpal.edu.pe
Telfs.:
706 9062 /706 9063
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