Dios envió a los maestros para
pintar en el lienzo de los corazones de nuestros niños, las lecciones que
necesitan aprender en esta vida. Y nosotros le agradecemos cada día por habernos
dado unas profesoras tan maravillosas y dedicadas como ustedes.
Ser maestro es un arte, una profesión y una vocación. Un arte porque cada grupo, cada niño, necesita una variación, un ajuste y una atención personal.
Una profesión porque debe saber quienes son los niños y cómo se desarrollan, y, además, debe saber de lecto-escritura, matemáticas, ciencias etc.. Debe conocer muchas estrategias y metodologías y tener clara su visión de mundo y su rol como maestro.
Pero, más allá de esto, tiene que tener la vocación necesaria para visualizar que su trabajo es contribuir a la formación de una personita que debe enfrentar sus propios retos y aprendizajes, que llega a la escuela con su alma, corazón, mente y espíritu dispuesto a ser lo mejor. De cada maestro depende, dentro del medio escolar, cuánto avanza, y cuándo aprende cada niño en todos los aspectos de su desarrollo: físico, intelectual y socioemocional.
Con cariño y aprecio ¡Feliz Día del Maestro!, queridísimas profesoras de la I.E.P. Martinik, le desea la Directora.
PARTES DE UNA BUENA MAESTRA DE INICIAL:
Ojos: Para ver los maravillosos trabajos
de sus alumnos.
Una Boca:
Para sonreír a sus chicos todas las mañanas.
Manos:
Para sostener, ayudar y abrazar.
Una Mente Inteligente: Para pensar
y saber cómo ayudar a cada niño.
Orejas:
Para oír todas las historias que los niños le cuentan.
Un corazón: Que ama a todos los niños.
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